Muchos recordamos el episodio de South Park en el que Apple, a través de su contrato electrónico, se apoderaba de las almas y quería apropiarse del mundo. Algo exagerado es verdad, pero que muestra el potencial ‘nocivo’ que pueden llegar a tener estos aburridos y extensos textos a los que decimos casi a diario: «He leído y acepto los términos y condiciones de uso».
Desde que el pasado 25 de mayo la Unión Europa puso en rigor la medida para el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, por su sigla en inglés), que pretende hacer que los consumidores de productos en línea estén más conscientes de a quien conceden su información.
Alistair Alexander, director de la Tactical Technology Collective (Tecnología Táctica Colectiva, en español), entrevistado por la BBC , dice que es «común» aceptarlas sin leer y recomienda centrarse en la letra pequeña.
Facebook, WhatsApp, Google, Amazon y miles de micro, pequeñas y medianas empresas que usan a diario diseño web y programación para llegar a sus clientes recolectan información vital con nuestro consentimiento ¿Pero qué pueden realmente o no hacer las empresas con nuestros adormilados ‘Acepto’?
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Entre los ‘peor que puede suceder’ si las empresas activan alguna de las cláusulas de sus contratos están la cancelación de los servicios de forma unilateral; esto quiere decir que servicios como Dropbox (y más comúnmente páginas web medianas o pequeñas) pueden simplemente borrar tus archivos almacenados hoy y no hay lugar a reclamación pues se estableció ese recurso.
Por eso es recomendable colocar todos los huevos en la misma canasta y tratar en lo posible de tener un backup en físico, a través de un disco extraíble o similar, o en otro servicio de almacenamiento.
Por otro lado están las cláusulas más asociadas a redes sociales como Instagram o Facebook. En ellas encontramos la posibilidad de dichas empresas de acceder plenamente a nuestras fotos, mensajes y ubicaciones. En términos prácticos Instagram puede usar tus fotografías como prefiera e incluso vender tu ubicación a terceros.
¿Cómo evitarlo? Es posible restringir el uso que hacen dichas aplicaciones a los datos que obtienen de tu teléfono, puedes ir a los ajustes y bloquear el acceso que tienen las aplicaciones a tu carpeta de fotos o no permitir que ninguna aplicación puede ver tu ubicación.
Facebook, el padre de la venta de información social, le suministra a terceras partes información pública, pero sensible, como tus amistades, comentarios públicos, tus gustos y preferencias en productos y servicios.
En este caso lo que puedes hacer es cancelar el uso que la aplicación hace de tus datos directamente en su configuración.
La única solución real a dichas disposiciones es leer a conciencia los términos y condiciones de uso de todos los servicios en línea que solemos utilizar. Algo que parece improbable pues ¿quien tiene tiempo hoy para detenerse y pensar en qué pueden hacer las grandes corporaciones con nuestra información?